Algunos libros buenos,
Miss Marte
“Hemos hecho una cosa muy difícil, que es pasarlo bien.
Ahora tenemos que hacer algo que es lo más fácil del mundo, pasarlo mal”
Mai, Miss Marte
‘Hay algunos hombres buenos’, dice la canción de Los Rodríguez. Hay algunos que todavía leen algún libro… Y también hay algunos libros buenos…
Dejar un libro con el que no llegamos a conectar es lo mejor. Pecado es acabarlo si no es para vos.
Este curso me leí pero -lamentablemente- me dejó igual, El Problema Final, de D. Arturo Pérez-Reverte. El autor, el género del libro y la trama que incluye no me podían apetecer más, pero sin embargo… me dejó frío.
Disfruté demasiado de una experiencia única e irrepetible en la vida, leyendo en la mejor colaboración, Nosotros en la Luna de Alice Keller (escritora española aunque el nombre pueda llevar a engaño) y bastante menos este año ya, aunque también, de Tal Vez Tú. Me aventuré a leer algo que solo ni hubiera olido, y me gustó mientras duró el viaje. Viaje del cual, mi parada llegó antes que las de los demás, antes de temer pensar y no querer llegar a la posible certeza que Keller pueda publicar siempre el mismo libro una y otra vez y desmejorar el recuerdo del bonito trayecto vivido…
Incorrección política, de bajo riesgo y para poco valientes en este caso (por la supuesta baja masa lectora), el decir que no me gusta Reina Roja (el cual cometí el error de acabar) ni Loba Negra (este también me lo compré pero no llegué al cuarto de libro -me bajé tarde, pero me bajé-) del autor que más libros vende en España (creo que las discográficas de los libros aquí también tiran mucho de estos carros…), Juan Gómez-Jurado. Y fue una decepción para mí porque lo empecé a leer no por el boom mediático, sino por seguir el podcast de Todopoderosos desde hace diez años, en el que me encanta. Mi no solicitada opinión, es que Reina Roja es una copia (creo que peligrosamente en demasiados aspectos) de marca blanca que dista años luz de la visceralidad y dibujo compositivo que Stieg Larsson creo que logró plasmar y me llegó a transmitir en su inacabada trilogía Millenium (porque cuidado, también hay algunos hombres malos que no aman a las mujeres…). Trilogía que amo, y que siguieron y siguen perpetrando violadores del verso y de la prosa. Tras Millenium además vinieron miles de hacendados más hasta colapsar y cansar el mercado. Grandes elogios y loas por todos lados y de las que parece que no quieren que te escapes, se llevan la saga de Gómez-Jurado.
Hablando de novela negra, aún tengo un libro sin acabar (por volátiles motivos y abstractas excusas) y que tengo que terminar ya sí o sí, Los Pecados de Nuestros Padres de Asa Larsson. El cual es muy de mi agrado. Además, el libro no puede empezar mejor, con una enfermera solitaria que tras su jubilación está convencida que poca motivación le queda para seguir en esta vida y la trama comienza con ella, adentrándose en un bosque, para acometer su plan sin fisuras…
Le seguirá Terra Alta de Javier Cercas, al cual le tengo muchas ganas habiéndome leído su comienzo.
Mención especial merece Duelos, de Davinia Almeida. Autora que tengo la suerte de conocer y que siempre ilumina con su sola presencia cualquier momento y cualquier lugar. El sorprendente revuelo de emociones que provocó en mí lo pueden leer en este enlace y de paso, si no tienen miedo a volver a sentir un poco, haceros con vuestro ejemplar:
Duelos libro - Davinia Almeida
Miss Marte
¿Hay alguna definición que pueda llegar a parecerse con tanta exactitud remotamente a eso que hemos llamado Amor?:
“Yo sabía que Mai le gustaría a Santi porque le deslumbraban las mujeres con mucha personalidad, las mujeres madre, y Mai era un bichazo”, había dicho Novás. “Eso lo vi pronto, pero ni el día de la playa supe ver que Mai tenía un rollazo de cagarse”.
-A los dieciocho años- dije yo-, sólo estás mirando cómo tiene las tetas o el culo, del mismo modo que ellas están pendientes de los ojitos de ellos, sus abdominales y sus bíceps. Y luego, al crecer, intentas convencerte de que lo que mola es el humor, la cultura, es que “es buena persona y con ella estoy bien”. Chorradas. Yo creo que todo está en la forma de moverse.
Con dieciocho y con cincuenta y ocho, hay gente que se mueve de una forma que, al verla, sólo quieres saber qué es lo siguiente que va a hacer. Da igual los kilos que mueva si le permiten moverse con interés, da igual que tenga unos rasgos determinados o un conocimiento impresionante de las cosas: es la forma de moverlo lo que lo convierte en algo valioso. La manera de caminar, de sentarse, de levantarse, de mover los brazos, de girar el cuello, de estirar una pierna, de mover los ojos para un lado y para el otro, de hablar, sobre todo de hablar.
Todo lo que no se puede entrenar o imitar. Nunca es el qué en las personas, siempre es el cómo, eso se aprende con el tiempo.
Quieres que se mueva para ti, que todos esos movimientos los haga porque llamaste su atención, o le dijiste “ven aquí”, o lo empieza a hacer ella de forma voluntaria sólo para ti.
Hubo un momento de ese verano en que todos los movimientos de Mai estaban dirigidos por Santi: porque él estaba en la playa, o aparecía en el Ranchito porque estaba él, o venía andando con el carrito de la niña hasta el faro a ver si lo encontraba. Y yo pensaba que esa forma de caminar, esa forma de pararse a encender el pitillo, esa manera de agacharse porque la niña tiró el chupete al suelo, se debía a un culpable, y el culpable tenía que estar superorgulloso.
Este es uno de los tantos fragmentos y frases tan llenos de todo que revolotean por Miss Marte, de Manuel Jabois, impregnados de algo tan parecido a la vida o a lo que querríamos que fuera o como fuera. Cada palabra escrita, de principio a fin, huele a canto al amor de verdad, hacia una pareja o el anteponer el mundo por una hija, a la amistad pura y sin tapujos, a la locura que enamora por simple electricidad y química infusa y que uno dentro lo siente tan claro y lo reconoce, aprecia y disfruta, sin necesitar de ninguna explicación, sabiendo que algo enamora porque sí, porque es así y porque no podría ser de otra manera.
Oda al amor tan etéreo y mágico que por ello lo hace también el más terrenal si pensamos en el ser humano y su transcurso por este mundo que poco entendemos aún:
De hecho, antes de la boda dejó dicho que ella aceptaría casarse sin problemas en el pueblo de él, Xaxebe, pero después, le advirtió, tenían que poner todos sus esfuerzos en irse a vivir al sitio más alejado del mundo, al menos del mundo de ellos, por ningún motivo en especial más que el de “hacerse los interesantes”, cuando en realidad el sueño de él había sido fundar una familia en una ciudad dormitorio, una urbanización como la suya en la que ver crecer a los niños y ver morir a los viejos. “Si eso es lo que quieres, yo te llevo una vez por semana al hospital”, resolvió ella.
¿De qué va Miss Marte?
Ya que podéis leer la sinopsis en Google, dejo por aquí un extracto del comienzo:
Soneira llegó a Xaxebe el mismo día que yo, 21 de Febrero, en un coche que tenía el intermitente izquierdo roto. “Tengo el brazo congelado”, dijo.
Aparcó frente al ayuntamiento y salió del coche con una bufanda de colores y un abrigo beige de algodón, sonriente pero no mucho, cercana e interesada por todo lo que veía, con la curiosidad científica de una exploradora.
Un agente de la policía le llamó la atención: “Perdone, el vehículo está mal estacionado”. “Dele tiempo”, respondió ella.
Subió volando hacia la alcaldía barriendo los escalones con el abrigo, como si fuese la cola de un vestido de novia, y se presentó al alcalde, que tenía aún más prisa que ella.
-Mire, yo no quiero que mi pueblo sea un Puerto Hurraco, a vueltas toda la vida con esta historia- la recibió el alcalde, Francisco Girón y Girón, recogiendo papeles de su mesa.
-No se preocupe, será Eichmann en Jerusalén.
-Dígame entonces- dijo el alcalde, en plan “así mucho mejor”-, ¿qué planes tiene?
-Planes ninguno. Yo los hago todos los días con el número de palabras que voy a escribir y los kilos que voy a bajar, y ya ve.
-No la capto.
-Que escribo poco y engordo mucho.
-Yo la veo muy bien.
-No me acose.
Libro de constante incertidumbre y pocas certezas en toda su melodía de fondo pero que a la vez te transmite una calma obligada por el autor a través de las actuaciones de los personajes que no te dejan ninguna otra alternativa.
Además de varias buenas carcajadas:
Don Eugenio (el cura) se asomó a la puerta de la Iglesia como si estuviese recibiendo en un colmado.
-Ah, ¿qué espera la novia al novio? Lo hacéis todo como os sale de los cojones.
Soy lector tortuga. Al igual que cuando encuentro -no suele suceder frecuentemente en los últimos años- una serie que me gusta o incluso una película en casa, con los libros suelo quedarme en ellos días, semanas y normalmente meses. Aún disfrutando mucho en algunos de ellos, creo que quiero y siento placer al permanecer en ellos y en todo su mundo y sabor particular con esa sensación ilusa de poder alargarlo todo un poquito más en el tiempo.
Hasta que llega la recta final, y el mismo cuerpo te pide carrerilla ante un buen desenlace y conclusión. -Sin escenas postcréditos que denigren lo mollar, ya que cualquier escena postcréditos y continuista hoy en día es sinónimo de que toda la obra que acabas de consumir es una **** mierd*-.
Hay gente que los devora en pocos días u horas, nunca fue mi caso a no ser que me hayan estado apuntado con una pistola y hubiera que cumplir un plazo.
Y por no copiar el libro entero -que lo vale- me quedo con un último fragmento y esta vez sí, una reseña con la que estoy muy de acuerdo:
Mai hacía eso: lo aprovechaba todo, a veces echándole mucha cara, otras veces por pura voluntad mágica, para convertirlo en algo mejor o especial, a menudo sólo por unas horas. Trapos, telas, cartones, botas que nadie usa, cintas viejas del pelo: todo era susceptible de ser convertido en ropa, cuadros, pinturas o juguetes para Yulia. Hacía lo mismo con las personas. Convertía en lógico el mayor de los disparates, y si lo hacía era porque los volvía algo aún mejor que lo que hubiera sido lógico.
“Miss Marte es una novela con todas las noticias buenas. Al acabar su lectura te dan ganas de tener el teléfono de su autor, llamarle, dar las gracias y colgar”. Carlos Zanón
*Todas las opiniones de este texto son personales y posiblemente y normalmente equivocadas del abajo firmante y no serán tenidas muy en cuenta.
Cuenca, a 14 de Julio de 2o24
Charls
Postdata (que no postcréditos):
*Definición de Amor aún mejor que me han aportado mientras escribía esto:
Una niña de 14 años le pregunta a su hermano de 20, ¿qué es el amor? El hermano le responde: Todos los días coges chocolate de mi mochila y todos los días sigo dejándolo ahí. Eso es el amor.